Escrito por Ana Bugueiro Domingo
Introducción al concepto de Bienestar Animal
Decían dos científicos Ohl y Van der Staay en 2012 en un artículo, que el bienestar animal al ser un concepto multidimensional abarca tanto la vida del animal como las actitudes de la sociedad, y es por ello que el concepto evoluciona al mismo ritmo que lo hace la sociedad. De ahí que hoy en día no se acepten sufrimientos innecesarios a los animales que sí se aceptaban antiguamente. El debate ha evolucionado en el pensamiento desde la publicación en 1964 del libro “animal machines” de Harrison, en el que la preocupación incipiente de la industrialización de las granjas provocó múltiples debates sobre la libertad de los animales, el sufrimiento, los derechos que deben tener, hasta obtener un consenso científico global que a día de hoy está ampliamente reconocido y estudiado. Pero ¿cómo hemos llegado a este consenso? ¿Ha sido siempre el bienestar un término científico medible? La verdad que no, la historia de esta ciencia es más o menos reciente y requiere un enfoque integrado.
Como describe la Organización Mundial de Salud Animal un animal está en buena forma de bienestar si está sano, cómodo, bien nutrido, a salvo, es capaz de expresar su comportamiento innato y si no sufre estados desagradables como dolor, miedo y ansiedad. Esto requiere que se tengan en cuenta factores medibles que se incluyen en términos como salud, estado afectivo y vida natural, y es que la misma complicación del concepto y definición se traslada a cómo evaluarlo, ¿cómo definimos que un animal está bien o mejor, en bienestar? Para ello se han creado diferentes protocolos que han ido evolucionado a lo largo de los años.
Indicadores de Bienestar Animal
Las medidas para evaluar el bienestar en una ganadería pueden tomarse de varias formas. Por un lado, tenemos los indicadores del animal, por ejemplo, si un animal está excesivamente sucio se puede intuir que las instalaciones no son adecuadas para poder mantener su higiene habitual como especie. Por otro lado, existen los indicadores del ambiente, puedes medir las dimensiones de los bebederos y el caudal de agua para saber si los animales disponen de suficiente bebida. Y por otro lado están los indicadores que podemos sacar del manejo y hábitos de la ganadería como conocer su uso de medicamentos, por ejemplo.
Un protocolo de bienestar suele incluir varios tipos de indicadores, siempre tratando de que los indicadores del animal sean los mayoritarios pues nos dan una información actualizada del momento que está pasando el animal. Me explico, si unas camas están mal diseñadas, se puede ver al observar la granja, pero ahí queda como hipótesis, por tener unas camas incómodas para el animal pueden producir falta de confort. Pero si en cambio trasladamos esa medida al animal, observamos a todos los animales del rebaño y detectamos calvas, o lesiones sabemos que el animal no puede descansar confortablemente porque las camas no son adecuadas para su tamaño y tratar de ir al origen que causa esas lesiones superficiales.
Todos los alimentos pasan unos controles legislativos estrictos, y además hay algunos que amplían sus controles internos con certificados. Un alimento certificado en bienestar animal ha pasado una auditoría que ha identificado varios tipos de indicadores como estos que acabamos de comentar. En Europa hay varias certificaciones, pero en todas se trata de inspeccionar las granjas para analizar varios indicadores. Pueden medirse más o menos parámetros pero han de dar una visión global de cómo está su salud, cómo están alimentándose y cómo están bebiendo, cómo se comportan y cómo es su entorno. Evaluaremos por tanto datos de mortalidades y enfermedades de los animales, de instalaciones y bebederos, de su condición corporal (si están delgados o en sobrepeso), de limpieza de los animales y de las explotaciones, del tiempo que permanecen tumbados, de su comportamiento social entre ellos y con las personas también. Toda esta ciencia ha avanzado rápidamente, apoyados siempre por un sector ganadero que ha implementado varios avances en ello acorde a la evolución que hemos dado como sociedad. Hoy en día se realizan más controles que hace años eran impensables, y a mayores seguimos evolucionando esos indicadores a medida que avanza la tecnología. Varios proyectos de investigación en los que participan empresas como Digitanimal o Sensowave quieren llevar esa evaluación del bienestar a una medida continua y veraz gracias al monitoreo de los animales. Ambas empresas proveen tecnología IoT para ganaderías, que además de facilitar el manejo al ganadero sirven para monitorear el bienestar a diario de los animales.
Algunos ejemplos
Por poner algunos ejemplos, gracias a esta tecnología, hoy en día tratamos de ampliar la frecuencia de monitoreo del bienestar animal. Para el caso del pastoreo, sabemos que es muy beneficioso para que las vacas puedan desarrollar su comportamiento natural como rebaño, y gracias a collares IoT podemos medir el indicador de pasto a día de hoy continuamente y saber más acerca de su comportamiento que con una observación puntual. Otro indicador que es el agua disponible de bebida de los animales, hasta ahora lo evaluábamos midiendo el caudal y el número de bebederos para saber si llega el acceso al agua a todo el rebaño, pero con la tecnología adecuada Digitanimal ya mide la cantidad de agua que bebe cada animal continuamente. Un indicador de cómo está el animal en este momento que, como comentábamos antes, nos da mucha más información para en el peor de los casos poder encontrar el problema si lo hubiese y en el mejor, dejarnos tranquilamente seguros de que no hay problemas.
Ohl F and Van der Staay F.J. (2012) Animal welfare: At the interface between science and society. The Veterinary Journal, 192 (2012) 13–19.
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